Memoria de la EXPO'92
El visitante de la EXPO'92 encontró al Pabellón de la Navegación a orillas del Guadalquivir, río de milenaria tradición marinera. El edificio sugería el mundo náutico y portuario y su contenido estaba estrechamente ligado al eje temático de la Exposición Universal, cubriendo el aspecto más comunmente identificado con los descubrimientos, en este caso los marítimos.
La primera imagen era una esfera terrestre, resultado de una lenta y esforzada aventura descubridora, iniciada hace quinientos años. Los cambios de luces y la narración guiaban a los visitantes a través de las distintas etapas de esta apasionante aventura.Tres potentes haces luminosos dirigían su atención hacia vitrinas que mostraban troncos de madera, gavillas de juncos y pieles curtidas de animales que se transformaban en una canoa, una balsa de totora y un kayak esquimal.
El visitante penetraba en otra sala de proporciones considerablemente superiores a la anterior. El pavimento estaba compuesto de un mapamundi que podía ver pero no comprender, ya que se trataba de trozos desgajados de la geografía, perceptible bajo sus pies pero de la que no alcanzaba una aprehensión total.
Los visitantes eran invitados a pascar por el interior de un galeón y subir a cubierta desde donde contemplaban una gran maqueta del puerto de Sevilla a finales del siglo XV'.
Unas vitrinas hacían referencia a los viajes del siglo XVIII y destacaban la nueva mentalidad de los descubrimientos marítimos del siglo, mostrando cronómetros y sextantes. Un segundo grupo de cajas-vitrinas demostraba cómo la aplicación del desarrollo tecnológico a la navegación producía el fin de una nueva era. Ante los ojos de los espectadores, un velero se convertía en vapor, o la rueda de paletas de un gran barco fluvial en la hélice de un transatlántico. Antes de abandonar este sector, donde se abordaba el pasado inmediato de la navegación, un último panel revelaba la existencia de migraciones de masas.
Por el último tramo de la Exposición aparecían juntas dos naves muy distintas, la proa de una nave del pasado y una nave espacial. Al desembarcar de la nave espacial el visitante caminaba sobre un mar de cristal. Debajo multitud de objetos evocadores del occeano.
Antes de abandonar el edificio, aparecía, conjunto de cuatro maquetas cuidadosamente reproducidas de embarcaciones muy representativas en la historia de la navegación a vela: La nao «Victoria», testigo de la primera vuelta al mundo por Juan Sebastián Elcano; la reproducción de un galeón español del siglo XV, basado en un esbozo del Museo Naval de Madrid; la nao «San Pedro», y finalmente, el modelo de una de las naos de China o Galeón de Manila.
Así concluía la visita al Pabellón Temático más visitado de la Exposición Universal. Más de dos millones de visitanes accedieron a su interior, pudiéndose afirmar que el nivel final de ocupación ha sido del 100 por 100.